¿Podríamos sustituir y ampliar el concepto de aire acondicionado por el de ecosistema acondicionado? Esta fue la pregunta planteada a los participantes del workshop celebrado en la #8SCD organizada por AEDI. Una pregunta que albergaba un deseo, el de establecer nuevas alianzas entre actores existentes. Máquinas, plantas, aves y humanos amortiguando juntos y de un modo más resiliente, el calor veraniego producido en la ciudad.
¿Cómo hacerlo? Cada máquina de A. Ac genera 1 litro de agua a la hora. Miles de litros de agua se transforman en charcos improvisados que sirven de manantiales a aves urbanas y plantas oportunistas. Si hacemos una simple cuenta, la ciudad de Sevilla produce al día un volumen de agua semejante al de una piscina olímpica. Se trata de comenzar a cosechar esa agua y hacer más largo su ciclo, generando procesos de renaturalización urbana que amortigüen el calor retenido en el espacio construido.
Jardines en el Aire es un prototipo de esta idea y se ha llevado a cabo en un edificio de Tres Barrios- Amate. Concretamente en la fachada de las aulas de la AES Candelaria, en el ala oeste de la parroquia del barrio (C/ Candelilla 6).
A modo de laboratorio urbano va a servir durante un año de pruebas como aula abierta a los jóvenes del barrio para medir cómo este tipo de instalaciones puede mejorar el confort térmico dentro y fuera de las aulas y servir de atractor a especies insectívoras, frecuentes en el área por su cercanía al parque Amate, vía migratoria hacia Doñana.
Inspirados por una tecnología bioclimática de la arquitectura árabe llamada “masharabiya” que sirve para refrescar las construcciones de los climas más cálidos, un equipo multidisciplinar de creadores ha diseñado, creado e instalado 20 dispositivos que pueden entenderse como un dúplex para especies no humanas a modo de membrana verde.
Con una dimensión de 38x55x75cm, cada dispositivo se compone de estructura de madera de pino y revestimiento de contrachapado fenólico anclados con tornillería de acero inoxidable. Ambos elementos han sido protegidos para la intemperie con pintura de poliuretano.
Con una estrategia similar a las máquinas de A.Ac los dispositivos quedan anclados a la fachada mediante angulares metálicos. En el piso inferior se alojan cajas nidos para gorriones, carboneros, petirrojos y autillos. En el nivel superior, mediante una bandeja resistente, se disponen tres macetas de barro de 22 cm de diámetro con plantas aromáticas adaptadas al clima de Sevilla. (romeros, laureles, yucas, strelitzias, viburno, rosales, lavandas, jazmines, ...)
El agua de las ocho máquinas de A.Ac que enfrían las instalaciones de la AES Candelaria se recoge en un depósito mediante una red de tubos flexibles para el riego mediante bombeo con energía renovable cuando el nuevo ecosistema lo requiere. La paleta botánica - en este caso especies con poca demanda de agua -, la estación del año y la climatología marcan las pautas de riego.
Una red de sensores de humedad en las macetas nos permiten monitorizar los datos en arduino para aprender del sistema y para robotizar la central de electroválvulas que abastecen de agua a las mashrabiyas.
El agua cosechada por los aires proviene de la humedad ambiental por lo que, en el ambiente urbano, su composición es ácida. Sin embargo, está exenta de cal, cloro o sales minerales, nutrientes que aportaremos de manera artificial para alimentar las plantas.
Esperamos que el riego en las macetas de barro genere un “efecto botijo” como el producido en el modelo de masharabiya árabe, donde se refresca el aire mediante la evapotraspiración. Así mismo, el troquelado de los revestimientos ayudará a crear microcorrientes de aire refrescando el paramento de la fachada.